El mundo se va a acabar

En el orgullo cultural de nuestro país se encuentra posicionado un ritmo muy noble de orígenes campestres que cautiva a quienes tienen la oportunidad de escuchar la música que prolifera en el estado de Veracruz, el son jarocho.

Su máxima expresión reposa en las festividades tradicionales de este cálido estado en una combinación de danza, zapateado, y letra poética como rasgos únicos de esta armoniosa música.

Como dato extraño por la ubicación de su origen; en la Ciudad de México se fundó lo que hoy se conoce como el grupo más representativo del son jarocho denominado Mono Blanco por iniciativa de tres jóvenes, Gilberto Gutiérrez Silva, Juan Pascoe y José Angel Gutiérrez, intensamente motivados por su interés en la música tradicional de Veracruz.

Arcadio Hidalgo, maestro, considerado el ''padre del renacimiento del son jarocho", se unió a Mono Blanco para convertirse en el integrante ilustre dentro de la agrupación. Arcadio se casó con la idea de que el son jarocho debía trascender para permanecer vigente en la música mexicana. De este modo, a través de Mono Blanco, encontraron la manera de establecerse como una respetable congregación de difusión cultural y musical en todo el país.

En 1984, Arcadio Hidalgo falleció dejando un legado en la música tradicional en el país, dejando el camino al legendario arpista tlacotalpeño Andrés Alfonso Vergara.

Entre sus más representativas melodías, llena de reflexión y armonía, esta “El mundo se va a acabar” que da un gran mensaje a todo el mundo.

La felicidad se place a través del amor en todas sus expresiones y hay que manifestarlo para vivir diferente en un mundo lleno de reveses.

Joel de la Cruz

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