Eso, es el miedo - DFMente

miércoles, 28 de mayo de 2014

Eso, es el miedo

Cada vez que me piden que recomiende algún escritor de terror, o cuando me pongo a pensar en verdaderas historias de miedo a la mente me llega un personaje, un hombre que ha podido dejarme sin dormir debido a sus terroríficas historias: Stephen King.

Nacido en Portland, Maine en 1947 es muy conocido por sus novelas de terror. Entre sus más destacadas encontramos Carrie, El Resplandor, Misery, Cementerio de Animales e IT. Como podemos notar, y si conocemos un poco de cine de terror, una gran parte de la bibliografía de King ha sido tomada y adaptada para el cine. Ejemplo de ello tenemos El Resplandor (Stanley Kubrick, 1980), Misery (Rob Reiner 1990) y por supuesto Eso, el payaso (IT, Tommy Lee Wallace, 1990).

En esta columna quiero hablar sobre esta novela, la cual, a mi pensar, es la mejor que tiene Stephen King: IT (Eso, el payaso).

Gracias al filme de 1990 ¿quién no vivió aterrorizado a que un payaso diabólico les salga de la coladera, o a encontrarte con un lavabo repleto de sangre un día cualquiera al lavarte las manos? ¿Una araña gigante no te da miedo? ¿Te imaginas encontrarte cara a cara y al borde de la muerte con uno de, sino es que tu mayor miedo?

Publicada en 1986, la novela narra la historia de un grupo de chicos que son aterrorizados por un malvado monstruo, mismo que los niños llaman It (“Eso” en inglés), que es capaz de tomar diferentes formas alimentándose del terror de cada una de sus víctimas y lo que sus transformaciones provocan en ellas.

El libro, a pesar de ser grande (casi 650 páginas) nos hace estremecernos en cada una de ellas, provocando que cada momento nos interese saber más, haciendo volar nuestra imaginación y provocando que Eso también se transforme en cada uno de nuestras peores pesadillas.

King nos presenta la historia en dos épocas: presente y pasado. La historia se lleva a cabo en la comunidad de Derry, Maine. Este monstruo aterroriza a todos los ciudadanos, siendo capaz de leer sus mentes y convirtiéndose en sus peores miedos, los cuales constituyen su alimento (preferiblemente los niños y adolescentes, al ser sus miedos muy sencillos de elaborar). Su disfraz más común es el de un payaso: Pennywise, con el que atrae a sus víctimas aterrorizándolas hasta la muerte y saciando su hambre.

(Por cierto a que te recuerda la frase

“Ohh sí… todos flotan, Georgie, sí, todos flotan…

Y cuando tu estés aquí conmigo… ¡también flotarás, Georgie!”)

Creo que lo que más me impresiono al leer éste terrorífico libro fue el manejo de los tiempos, haciendo que las narraciones viajen de 1957 y 58 a 1985 de capítulo en capítulo, hilando conversaciones, hechos y recuerdos de una manera impresionante.

Quizás ver la película y leer el libro no se alejen mucho, aunque les voy a recomendar que cualquiera que quieran hacer primero, sea el libro. Sé que es muy difícil adaptar un libro de tal calibre a una película que dura casi 3 horas y media, pero les aseguro que el libro los dejará más noches sin dormir que la misma película. En lo personal la película me decepcionó demasiado.

Dentro de la magia del terror que Stephen King maneja en cada uno de sus libros podremos ver que muchas partes de historias de cada uno de ellos se interconectan en otras de sus publicaciones. Al igual que podremos ver que muchos de los pueblos, ciudades o lugares que King describe en sus libros son ficticios y todos, o su gran mayoría, se llevan a cabo en el estado de Maine, su lugar de nacimiento.

Este autor ha logrado que confirme uno de mis grandes pensamientos acerca de la lectura: no importa cuánto cine veas, que tan grande tu imaginación sea, si el autor sabe contarte y adentrarte de lleno a una historia puedes tener el libro más grueso entre tus manos, pero te va a durar menos que un respiro.

Me encantaría saber si ustedes, mis queridos lectores y lectoras, ya leyeron algo de éste enorme autor y que les pareció.

Por lo pronto los dejaré con la frase de esta semana, claramente de Stephen King.

Cuando encuentras algo en lo que eres realmente talentoso, haces esa cosa (lo que sea) hasta que tus dedos te sangren o tus ojos salgan expulsados de tu cabeza.

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