El Cordón de Goyo (Parte I) - DFMente

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miércoles, 21 de mayo de 2014

El Cordón de Goyo (Parte I)



1915 Gregorio abría los ojos mientras jugaba con descubrir sus manos, su madre recibe el pequeño cuerpo reprimiendo su curiosidad. Pasados los años, los regaños y él cada vez más huraño, al tiempo su cerebro se trastorna entre conocimiento y encefalitis, vuelve a conejos y pollos su tortura mental reprimida con cierta aceptación social a punto de llegar al castigo moral.

27 años, tímido, con pastas grandes y negras cubriendo sus ojos y las Ciencias Químicas ocupando sus pensamientos se desprende de la sombra maternal, la marea plétora del petróleo lo lleva al Mar del Norte en Tacuba.

1942 Bertha, de dieciséis años, aborda el Ford de Gregorio rodando hacia el éxtasis sucio y perverso que da la capital, diablura precoz. El “Goyo” recibe su servicio y desahoga su mente entre los senos de Bertha, las manecillas del cómplice reloj marcaban  casi las 11:00 pm, tiempo para borrar las heridas ocultas de caricias, el agua curativa sólo fue la música de fondo para el cordón que apretaba el cuello de Bertha, su alma se desprende y viaja al infinito llevándose el secreto. La tierra del jardín, los claveles y olivos cubrieron aquel momento robado por Goyo.

23 de Agosto, una semana después de Bertha, la cacería se reabrió y Goyo deambuló entre pensamientos mortales y fórmulas químicas, eligió una presa de catorce años, que abrió sus piernas mientras asombrada miraba la biblioteca y ahí entre libros, letras y elementos el cordón volvió a su destino. Alrededor de las 5 de la mañana  en el jardín de Goyo se sembraba otra semilla.  Un grito femenino desconocido colapsa dentro de esa tierra, antes de la confusión la llamaron Raquel, pero ella apareció con su corazón latiendo, la desconocida y su grito tóxico forman parte del follaje, una lápida quimérica selló el pacto infame.

6 días pasaron y el descuidado entorno de Goyo lo alcanzaba en la búsqueda de víctimas, Rosa invadida por la desconfianza del desorden, husmeaba entre tubos de ensayo y matraces, la privacidad del laboratorio llamó la violencia, la garganta de Rosa resistió algunos minutos, Goyo triunfo, el jardín se llenó y el silenció atormentó a Goyo recordando el rostro horrorizado de Rosa. 4:00 am se sembró una semilla de muerte.

2 días de Septiembre pasaron y se creaba un cortejo banal entre Goyo y Graciela, la nueva sirvienta de sus placeres asesinos, amiga, científica y con la sombra de un padre penalista. Los minutos se recortaban llegando a su muerte, la carroza llegaría en forma de un Ford.


Percastre

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