Un mundo ¿feliz?

Cada que escucho en la radio, en la TV o leo una revista acerca de los avances tecnológicos que día a día nos presentan o proponen me pongo a pensar ¿Cuánto nos falta para estar en una situación como “Hal, abre la puerta…”? (Odisea 2001, Stanley Kubrick. Película basada en la novela de Arthur C. Clarke “El Centinela”) donde  la máquina nos domine o haga de nuestra vida imposible. La verdad es que muy lejos no estamos ya o ¿Qué pasa si un día olvidamos nuestro celular?.

El día de hoy hablaremos de la novela, también de ciencia ficción, escrita por Aldous Huxley: “Un Mundo Feliz”. Novela publicada en 1932, misma que se volvió la más famosa del autor. La novela anticipa el desarrollo en tecnología reproductiva, cultivos humanos cambian radicalmente la sociedad. El mundo aquí descrito podría ser una utopía, aunque irónica y ambigua: la humanidad es desenfadada, saludable y avanzada tecnológicamente. La guerra y la pobreza han sido erradicadas, y todos son permanentemente felices. Sin embargo, la ironía es que todas estas cosas se han alcanzado tras eliminar muchas otras: la familia, la diversidad cultural, el arte, el avance de la ciencia, la literatura, la religión y la filosofía.

Se ha discutido que el libro, mientras satiriza el desarrollo de la sociedad, también provee una visión suicida sobre el futuro. En la novela, la reserva (la cual es asociada con el pasado, y todo lo que ésta contiene como miseria y enfermedades) y la sociedad futurista (la cual, es lo suficientemente apta y representa el futuro) se unen en el protagonista: John el Salvaje. En un sentido metafórico, esta unión podría representar el presente, en la medida que John no es parte ni del pasado ni del futuro de las sociedades pasadas ni venideras.

Parece tener simbolismos filosóficos muy claros entre la lucha entre la verdad, y la ficción en la que cada uno puede vivir, o se supone que vivimos la mayoría de todos nosotros. La película The Matrix utilizó varias ideas de Un mundo feliz, donde se vive en un mundo completamente irreal. Cabe resaltar que Huxley se consideraba a sí mismo un anarquista, lo que explicaría parte de su visión de la vida sobre todo en el ámbito político, aunque a ojos del movimiento libertario de ese tiempo uno heterodoxo o si se quiere, contradictorio.

Al leer esta obra y concluirla, ver la realidad en la que vivimos y empezar a escuchar sobre todos los avances científicos me causa dudas sobre si ya vivimos en un mundo “feliz” o estamos por llegar al mismo.

Les recomiendo que lean la obra ya que es una gran pauta para la ciencia ficción (aunque actualmente ya no sea tanta) y para que analicen éste género también. Ya saben que siempre estoy contento de oír sus comentarios en nuestras redes sociales.

Como todas las semanas me despido con nuestra frase lectora, esta semana es una pequeña cita que tomé de la novela que en la presente columna recomiendo, oración que me llamó mucho la atención y les comparto para que lean el libro y me cuenten que piensan de él: "¿Puede decirse algo sobre nada?".