El comienzo del viaje al espacio, como si fuera ciencia ficción.

Un adolescente gana un premio: ir a una estación espacial. Las pericias que vive allá arriba están bellamente descritas por Arthur C. Clarke en su libro Islas en el cielo donde no solamente se trata de aprender a vivir sin gravedad, si no que también nos da una imagen verdaderamente hermosa, nuestro bello planeta visto desde muy arriba.

Este libro de Ciencia Ficción, llega a parecer una especie de profecía para quien no está acostumbrado a este género. Pero solamente se trata de una extrapolación de los conocimientos científicos con que cuenta el autor, un excelente divulgador científico.

Lejos de ser como varias veces se ha acusado al género como lectura de evasión, nos sirve como pauta para entender con un poco más de profundidad los avances tecnológicos que hemos alcanzado como especie, es por eso que actualmente tenemos varias referencias a cosas que actualmente vemos como naturales descritas hace décadas por los maestros del género, como Isaac Asimov, Robert A. Heinlein y el mismo Clarke.

Toda la historia de la carrera espacial estuvo encabezada por las potencias mundiales, hasta este año; Elon Musk, un joven que ha sido catalogado, no sin razones de sobra, como un visionario y un genio, quien logró amasar una pequeña fortuna antes de cumplir los 30 años, acaba de lograr algo maravilloso: renovar la industria espacial. Logró, con su empresa SpaceX que nació en el año 2002 y que ha estado al borde de la ruina, llevar a un par de seres humanos a la estación espacial, por primera vez a bordo de un vehículo fabricado por una empresa privada.

Este, sin duda, solamente ha sido un primer paso para un objetivo más ambicioso: llevar al primer ser humano a nuestro planeta vecino, Marte.

A nosotros, los humanos de a pie, nos queda únicamente ser testigos de esta parte de la historia que se está escribiendo ahora. Sería maravilloso ver como, por primera vez, el ser humano deja nuestro planeta de origen y comenzamos así la conquista del espacio