Para estrenar esta nueva sección, DFicit Capitalino, abordaré la problemática
social de la búsqueda de empleo en esta demarcación. ¿Cuántas veces nos hemos
enfrentado a las barreras hegemónicas impuestas por el sistema productivo
y laboral que se vive hoy en día en el Distrito Federal?; por común y general
que parezca esta situación, los alcances de las implicaciones en la búsqueda de
un empleo van más allá de un desarrollo personal y económico, dicho de otra
manera, estas implicaciones afectan de manera directa en la estabilidad
emocional de las personas que buscan un trabajo sin conseguir los resultados
deseados.
Es
bien sabido que en esta ciudad el desempleo está a la orden del día, las razones
del porqué sucede esto es que la economía en México está inmóvil,
aunado a esto la gente que cuenta con
preparación o sin ella se ven en las
mismas circunstancias.
Los
empleos generados por empresas privadas y de gobierno son escasos,
prácticamente nulos, siendo así la situación,
buscan al mejor candidato para el puesto requerido según sea el caso e interés
de la institución o empresa. Exigen la mejor de las experiencias, tener disponibilidad
de horario, todo el día, por un salario que a penas y ayuda para saldar
cuentas, sobrevivir y alguna que otra vez darnos algún gusto.
En
este sentido, el cómo influye el entorno social de la ciudad para la búsqueda
de empleo en el individuo, va directamente ligado a las condicionantes
sociales, esto quiere decir que hay varias imposiciones arbitrarias en el
sentido de las necesidades de las personas, por ejemplo; condicionantes de género,
preferencia sexual, madres solteras, falta de experiencia, rango de edad, nivel
académico, horario, y hasta la distancia de traslado a la empresa en la que
pretendes laborar.
Esto
se traduce en sentimientos y actitudes que
influyen en varios factores de nuestra vida, desde algo tan sencillo que son los
gastos que genera la búsqueda de trabajo, como transporte, impresiones, solicitudes,
copias, etc., el tiempo invertido, esfuerzo. Al ver que al paso de algunas
semanas, incluso meses y no sucede nada, es cuando caemos en estados depresivos
y frustración.
Regularmente
eso pasa no porque seamos un mal candidato, simple y sencillamente porque no
nos ajustamos al perfil por situaciones como edad, inexperiencia, no saber un
segundo idioma, no tener la habilidad específica que ellos requieren o incluso
estar sobre calificado para el puesto solicitado.
Todo
lo anterior genera baja autoestima por que la mayoría de las veces nos vendemos
la idea de no tener la capacidad para
ocupar un puesto en cierta institución o empresa cuando todos los demás pertenecen al mundo
laboral y nosotros solo recibimos un “nosotros le llamamos” y esa llamada nunca
llega.
Surge
una fuerte desmotivación porque
pareciera que al reclutador no le importan ni
tu experiencia, ni tus estudios, ni tu disponibilidad por aprender o por
recibir un sueldo acorde a tus capacidades, nada prácticamente; y lo único que hacen es
que el individuo se sienta degradado, incluso avergonzado porque ante la
sociedad queda como incapaz de obtener un buen empleo, entendiéndolo en un
criterio extremo.
Finalmente
llegamos a un estado de hartazgo y enojo, incluso hay gente que hasta llega al
llanto por tal situación, es fastidioso que la gente se acerque y diga “ya
pronto saldrá algo, no te desesperes…” como si fuera cuestión de días y no en
realidad pasan meses, meses en los que no nos sentimos parte de la sociedad y
nos vemos limitados en muchos aspectos de desarrollo tanto sociales como
personales y por supuesto profesionales.
Las
posibles opciones externas que se pueden poner en práctica para enfrentar las condicionantes sociales en la búsqueda de
empleo, serian principalmente asesorarnos para poder elaborar un currículo
adecuado a lo que estamos solicitando y
actualizarlo constantemente con nuestros datos en dado caso de algún cambio. Apegarnos
a nuestras redes de apoyo, como familiares, amigos, conocidos y anteriores jefes con la finalidad de hacer
saber que estamos solicitando empleo.
Como
posibilidades internas, debemos reconocer si somos aptos para el puesto solicitado y honesto con
la información que manejamos en nuestro CV. Informarnos sobre el lenguaje
corporal que manejamos en la entrevista porque puede ser que estemos dando
falsas señales y tal vez el problema pueda ser
que estamos proyectando inseguridad, nerviosismo o falta de interés.
Apoyarnos
de todas las herramientas como es el periódico, registrarnos en todas
las bolsas de trabajo de internet conocidas, integrarnos a los grupos existentes
de agencias de recursos humanos, así como
asistir a las oficinas de estas, ir
a las ferias de empleo. Incluso contactar directamente al departamento de
recursos humanos de la empresa que nos motive a trabajar y dejar una solicitud
para una futura vacante.
Por último
y más importante, es ser conscientes que la búsqueda de empleo es un trabajo
muy difícil por lo cual debemos ser tolerantes, pacientes, positivos y saber
que no somos incapaces ni malos candidatos, el desempleo es una problemática
capitalina general.
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