¡Madre solo hay una!

"Son cerca de las diez de la noche. Me parece estar en el metro, pero no estoy seguro; mis ojos solo distinguen figuras borrosas. No recuerdo que hacía antes de estar en este vagón, tampoco detecto rastros de bebidas embriagantes en mi cuerpo, mi vista mejora. Al parecer me quedé dormido un par de minutos o un par de horas; no podría afirmarlo. Al menos estoy en la línea correcta rumbo a casa, donde solo me espera un paquete de comida para microondas que, en el mejor de los casos, no estará caducada. Recuerdo que hace un par de años mi vida era distinta, cuando ella aún vivía, y lo que me esperaba en casa era una sonrisa de dicha y amor solo por verme llegar. ¿Y qué decir de la cena? Casi siempre era un banquete con manjares tan suculentos que el rey más rico y poderoso podría envidiar.

Vaya…hace ya dos largos años de su partida, y su recuerdo aún me llena los ojos de lágrimas y el  corazón de tristeza al saber que no puedo escucharla reír una sola vez mas, que no puedo mirar sus ojos llenos de ternura y paciencia ni sentir sus manos suaves por el amor que me tenía, y a la vez duras por los años de sacrificios. Así era mi madre, una mujer sin igual a quien hoy extraño; me hace falta más que nunca porque cuando la tuve conmigo fui muy cobarde para darle un abrazo o un beso frente a los demás, porque jamás le dije te amo cuando la tuve a mi lado y todo por este orgullo que ahora no me sirve de nada. ¿Para qué llevar flores a su tumba?, si no es más que una piedra fría que no me dará ánimos ni aliento para seguir adelante, ¿Para qué visitar un montón de tierra?, si cuando podía visitarla prefería las fiestas con mis amigos o una ida al cine con mi novia en turno que buen hijo fui…

Me gustaría decirte mi nombre pero tengo ya que bajar del tren, solo espero que nada de lo que acabas de leer sea una realidad en tu futuro o presente."

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Espero equivocarme y que este relato no sea parte de algún momento en tu vida; no olvides que hay una persona que te ama sin condiciones, que te acepta con todos tus defectos y que siempre estará ahí para darte su cariño y comprensión.

Por favor no le dediques solo un día del año, porque ella a ti te dedicará toda su vida.

Arturo Suárez Cid

Director Editorial