Chaleco Retorcido (Parte 2) - DFMente

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miƩrcoles, 7 de mayo de 2014

Chaleco Retorcido (Parte 2)



El cabalístico 13 del segundo mes detiene a Francisco y nos muestra un defectuoso demente. Firmada la sentencia, la muerte aparecía sospechosa, dudosa y meticulosa, no tenía planeado llevarse a Francisco, pero el testimonio y la ejecución no podían esperar. La guadaña afila su interés, aunque tendrÔ que hacer tiempo, el condenado tiene 7300 días mÔs de vida mismos que pasarÔ transitando sus recuerdos, los momentos en la Pulquería de Los Coyotes fugaces se desprenden de su cerebro, la mente perversa ahora reposa en la cÔrcel de Ulúa. Sediento toma un vaso de agua pensando en sus travesuras, en el pulque, en chalecos con agujetas.

No se ha consumado su miseria en remembranza y mientras Francisco tatĆŗa sus memorias, la suerte y el error de una amnistĆ­a a presos polĆ­ticos le devuelven la libertad en 1904.

De vuelta a los recuerdos con su futuro enfermo y herido, guarda con llave su pasado, su hambre, su mutilación.

Empezada la noche cuida el Templo, empezada la maƱana cubrƭa paredes, en ese mismo instante una de sus hijas fingƭa un orgasmo, se vestƭa y volvƭa a la esquina lamida por su padre. La rabia guardada bajo la luna embriagada de pulque, explota, la maldad traidora liquida la fuerza que la detiene, manos solitarias cuidando un templo.

La soledad te alcanza y te acerca a tus recuerdos, te los pone en la frente y no puedes alejarte, retratos de una cÔrcel, del cuerpo degollado, del Rio Consulado. El inminente regreso de la muerte no viene por Francisco, viene a hacerle compañía. Una visita a la esquina de sus hijas y del brazo se lleva a la anciana Antonia, la muerte recomendó que la víctima fuera débil, mientras se hacían bolas el invierno llegaba al alma de Francisco, un pequeño soplo, un descuido de la muerte, una luz asomada, un recuerdo presente; pero esa esperanza consciente se derrumba con los arañazos violentos de una prostituta, él regresa, la muerte susurra a su oído mientras ajusta su Chaleco. Antonia observa su cuerpo, la sangre en el pasto, sus piernas abiertas, la navaja, la muerte. Otro testigo esconde su mirada entre los arbustos, éste lleva la cabeza en su lugar, corre.

Los alrededores habían alcanzado las manos y el cuerpo ensangrentados de Francisco, escoltado por sus memorias presentes ve a la muerte caminar en dirección opuesta a Lecumberri.

El Chalequero” ha callado, no puede reclamar su lugar en la obscuridad, un defectuoso de mente ha caĆ­do.


Percastre

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