
Tratando de ser el faro en la obscuridad encuentra en el
nombre de Fernando RamĆrez Luna el personaje fuerte
de su historia, un policĆa especialmente cruel con los delincuentes. DurarĆa poco tiempo, el abuso en su fuerza lo condenarĆa
al camino sangriento.
La noche del 19 caĆa pesada sobre
las pestaƱas lacias de Macario. Mientras se sujetaba al mundo, su alma se
deslizaba entre las mesas del Cabaret Imperio. La silueta de Julia se acercaba
a un alma herida, a un cuerpo que no se reconocĆa, el choque fue inminente, el convencimiento
fue soberbio y asà llegaron los cuerpos a la habitación 216 del Drigales,
fundidos en calor, romance y sexo pagado, un instante los arrebato al momento de
saldar deudas. La fuerza de una sola mano llevo a la muerte a Julia, con el
pulgar en sus cuerdas vocales y un apretón al último grito, el cuerpo deja la
silueta recostada en la cama, el espejo refleja un mensaje para el Jefe de PolicĆas
Jak, reto a Cueto la mala escritura demuestra la educación de Macario. La escena del
crimen guarda el rencor del humano perdido entre su inferioridad, una limpieza
esmerada, el desprecio de una sucia sociedad, las ganas de fama, la repetición salvaje,
el exhibicionista acomplejado. El asesino Fernando o el asesino Macario. Codicioso
con tanta hambre de reconocimiento lleva la historia a la confesión confusa,
entre lĆneas con excompaƱeros encuentra su noticia en papel.
La investigación nos muestra mÔs asesinatos de la mano de
Macario, muchas habitaciones con el escandaloso-frĆo-olor-de-una-garganta-ciega,
el tiempo es justo y perverso, un instante o una eternidad, la muerte la igualdad
de un asesino. Las manos limpias de Macario duermen deseosas de asfixia. La mente
defectuosa y estrujada renace con la sociedad mundana.
Percastre
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